¿Cuántas veces acaricié tus manos de piedra?
¿Cuántas veces corrí hasta tu atormentado cerebro?
Y tú, condenado a blasfemar para siempre
a quebrantar mi vuelo con tus dos manos
a secar mi garganta con tus gritos.
Traté de enloquecer junto a ti
traté de consumirme
irremediablemente
a tu lado
y no lo conseguí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario